El teletrabajo ha traído consigo nuevos retos para las empresas, siendo uno de ellos el del control del rendimiento o de la jornada de trabajo. Aunque esto es algo lógico dentro de una organización, el control debe hacerse respetando los derechos de los trabajadores y, entre otros y muy especialmente, el derecho a la desconexión.
Para poder realizar un control eficaz y garantista, lo primero que deben hacer las empresas es conocer la normativa que se aplica en su caso. Con esta normativa nos referimos a la regulación propia del país en el que desarrollan la actividad o donde está el trabajador, a los convenios colectivos existentes y a las directrices europeas.
Recientemente ha sido muy sonada la multa impuesta a una empresa holandesa por obligar a uno de sus trabajadores a estar el total de su jornada con la cámara del ordenador encendida y compartiendo su pantalla. El tribunal neerlandés ha alegado que son medidas desproporcionadas y que atentan con el derecho a la intimidad del trabajador.
Esta sentencia muestra que no sirve cualquier medida de control. Esta debe ser proporcionada, transparente y nunca atentar contra los derechos fundamentales del trabajador/a.
En este sentido, el primer paso puede ser formalizar un acuerdo de teletrabajo que recoja las condiciones en las que el teletrabajador va a desempeñar su actividad.
Es por ello que algunas de las medidas que puede tomar la empresa para controlar la productividad de su personal son los siguientes:
- Organizar un sistema de registro de jornada, indicando el inicio y final de la misma. Esto puede hacerse, por ejemplo, mediante el uso de aplicaciones.
- Disponer de sistemas de medición del tiempo: esta solución permite utilizar diferentes software de gestión para imputar tiempos a proyectos o controlar el uso que se está haciendo de determinadas aplicaciones. Existe una gran variedad de herramientas que persiguen este objetivo siendo algunas de ellas y a modo de ejemplo EffiWork, DeskTime o Rescuetime.
- Definir objetivos para el equipo o el personal en concreto y controlar su definición a través de reuniones periódicas de seguimiento. Este sistema de control se basa en la confianza en los trabajadores y en la comunicación para garantizar el grado de cumplimiento y controlar si los objetivos definidos son alcanzables y en qué forma.