En Irlanda no existe una legislación específica para el trabajo en remoto en la actualidad pero, conscientes de la necesidad de regular este modelo de trabajo, el Estado está desarrollando una Estrategia Nacional de Trabajo Remoto.
El interés de este Estado por el teletrabajo comenzó en 2002 con el Acuerdo Marco Europeo del Teletrabajo, un acuerdo firmado por representantes de la patronal y sindicatos a nivel europeo que pretendía ofrecer más seguridad a los teletrabajadores. Hay que decir que en ese momento el trabajo en remoto no tenía la trascendencia que tiene hoy día en el mercado de trabajo, pero aún así la Comisión Europea aplaudió el Acuerdo intuyendo el cambio que se iba a producir años después.
Previo a la emergencia sanitaria provocada por la crisis de la COVID-19, el gobierno irlandés aumentó los recursos destinados al teletrabajo. De esta inversión nació el Informe de Trabajo Remoto en Irlanda de 2019, basado en el Acuerdo Marco Europeo de 2022. Este informe recoge el carácter temporal del trabajo en remoto que señalaba el Acuerdo Marco Europeo e, igualmente importante, que el trabajo se llevará a cabo dentro de la República de Irlanda. Estas dos características limitarían de facto el teletrabajo indefinido y en remoto desde otro país.
La llegada del COVID-19 introdujo el trabajo en casa como una solución de emergencia, sin una infraestructura aún desarrollada. En este sentido, Irlanda trabaja para acelerar la Estrategia Nacional de Trabajo Remoto en la que está inmersa desde enero de 2021.
A pesar de que la pandemia ha cambiado el mundo tal y como lo conocíamos, también el mundo del trabajo, son muchas las empresas ubicadas en Irlanda que han decidido la vuelta progresiva a la oficina de sus trabajadores. Esto, unido a la falta de una normativa específica sobre el teletrabajo, puede repercutir negativamente en el bienestar de los trabajadores.
Las futuras reglas sobre trabajo en remoto podrían ser diferentes a las aprobadas por otros Estados miembros por un aspecto crucial: Irlanda no quiere perder a profesionales que pueden desempeñar su trabajo desde el extranjero. En su lugar, quieren distribuir el empleo de la manera más uniforme posible en todo el país. En consecuencia, el Gobierno y las empresas están convencidos en mantener los empleos en el territorio y fomentar unas mejores condiciones para que los trabajadores sigan viviendo en el país. Para alcanzar este hito, el Gobierno está trabajando en la Guía para el trabajo en remoto dentro de la Estrategia Nacional de Trabajo Remoto.