Andrés (nombre ficticio) es cooperante español. Fruto de su trabajo ha cambiado de residencia con frecuencia. Ahora está en España, donde desea establecerse de manera indefinida. Al volver ha comprobado que toda su experiencia internacional no ha sido reconocida por la Seguridad Social española, por lo que reconoce que tendrá problemas en el momento en que se jubile con su prestación. En su opinión y respecto a esta cuestión:
"El Estado español tiene unos parámetros muy cuadriculados de que hay gente que trabaja en ese país totalmente legal sin estar cotizando. Es una legislación que no considera más opciones ni situaciones laborales".
Sobre el trabajo en remoto señala:
"Mi organización antes del COVID-19 había decidido que cualquier persona podía teletrabajar. A mediados de 2019 dijeron que quien quisiera podía trabajar 3 días de la semana en casa. La principal dificultad que encuentro al teletrabajar es que no siempre trabajo en el mismo lugar, tengo una casa en España e Internet a veces falla. Tengo internet móvil que me suele funcionar bien, pero hay días que no va".
La empresa para la que trabaja tiene sede en Estados Unidos y en Europa. Actualmente trabaja como contractor para esta empresa, porque ellos se acogen a la normativa estadounidense:
"En mi caso, en Estados Unidos parece ser que no existe el contrato indefinido; por ello siempre se hace contrato de consultor, se llama contractor. Solo existen estas dos opciones: indefinido o contractor. Ellos me ofrecían un contrato de un año y luego me renovaban un año más, pero por política de organización o legislación, ¿cómo me van a contratar con esta relación tan especial de tenerme como consultor tanto tiempo? Si me mudara a cualquier país del mundo donde tengan oficina, no habría ningún problema, pero ellos siguen insistiendo en que yo estoy en una posición global y da igual dónde esté. Entonces vamos a ver qué pasa".